Montero, P., Morales, E. M., Carbajal, A., 2004, Valoración de la
percepción de la imagen corporal mediante modelos anatómicos. Antropo, 8,
107-116. www.didac.ehu.es/antropo
Valoración de la percepción de la imagen corporal mediante modelos
anatómicos
Evaluation of the perception of body image
by the use of anatomical models
Pilar Montero1, Eva Mª Morales1, Ángeles Carbajal2
1Unidad de Antropología. Departamento de Biología. Facultad
de Ciencias. Universidad Autónoma de Madrid. 28049-Madrid (Spain). E-mail: pilar.montero@uam.es
2Departamento de Nutrición. Facultad de Farmacia. Universidad
Complutense de Madrid. 28040-Madrid (Spain)
Dirección para correspondencia: Pilar Montero. Unidad de Antropología. Departamento
de Biología. Facultad de Ciencias. Universidad Autónoma de Madrid. 28049-Madrid
(Spain). E-mail: pilar.montero@uam.es
Palabras clave: autopercepción de la imagen corporal, índice de masa corporal, modelos anatómicos.
Key-words: self-perception of body image, body mass
index, anatomical models.
Resumen
El interés de los estudios sobre alteraciones en la percepción de la imagen corporal es cada vez mayor. Sin embargo, todavía no se han desarrollado suficientes métodos objetivos para su valoración. Con este estudio se pretende valorar la percepción de la imagen corporal de un grupo de adultos jóvenes mediante el uso de modelos anatómicos y comparar dicha percepción con los valores reales del índice de masa corporal (IMC) con objeto de detectar posibles alteraciones en la autopercepción de la imagen corporal. Para ello se diseñaron 7 modelos anatómicos para ambos sexos correspondientes a valores de IMC de 18, 22, 25, 27, 30, 35 y 40 kg/m2. Cada persona, de las 158 que forman la muestra (65 hombres y 93 mujeres; 18-30 años), debía elegir el modelo con el que mejor se identificaba. Posteriormente, se tallaron y pesaron y se calculó el IMC real comparándolo posteriormente con el IMC percibido.
El 52,3% de los hombres y el 38,7% de las mujeres eligen modelos que corresponden a sus IMC reales, es decir, los hombres se autoperciben más correctamente que las mujeres. El 29,2% de los hombres se ven más delgados de lo que son y el 18,5% más gordos. El 8,6% de las mujeres se ven más delgadas de lo que son y el 41,1% se autoperciben más gordas.
Las mujeres con valores de IMC real correspondientes a normopeso y sobrepeso (IMC entre 20 y 29,9) se ven más gordas de lo que son en realidad, mientras que las obesas (IMC>30), se autoperciben más delgadas. Por el contrario, los hombres con normopeso y los obesos se auto-perciben más delgados de lo que son mientras que los que presentan sobrepeso se clasifican correctamente.
Abstract
Interest in studies on changes in
the perception of body image is increasing. However, not enough objective
methods by which perception can be evaluated have been developed. This study
sets out to evaluate the perception of body image on a group of young adults by
using anatomical models, and to compare this perception with the actual values
of body mass index (BMI). Seven
anatomical models have been designed for each sex, with BMI values of 18, 22,
25, 27, 30, 35 and 40 kg/m2. Each person from a sample of 158
individuals (93 women and 65 men; aged, 18-30 y) had to choose the model with
which they most closely identified. Subsequently their height and weight were
measured and their BMI calculated and compared with their perceived BMI.
52,3% of men and 38,7% of women
choose models corresponding to their real BMI, men percibe themselfs better
than women. In general, women saw themselves as being fatter (41,1%) than they
really were while men saw themselves as being thinner (29,2%) than they really
were. The degree of overweight and obesity influences perception, whereby the most corpulent, of both
sexes, see themselves as thinner than they really are.
Introducción
La modificación de los hábitos alimentarios para conseguir una imagen adecuada a la estética dominante (Núñez et al., 1998; Montero et al., 1999; Cuadrado et al., 2000; Abraham, 2003; Boschi et al., 2003) constituye un problema de salud emergente en las sociedades ricas. La gran presión social a la que se ven sometidos determinados estratos de la población, en particular mujeres, adolescentes y jóvenes, con la imposición de un modelo estético de extrema delgadez, hace que la preocupación por la imagen corporal haya transcendido al mundo de la salud, tanto física, como mental (Haizmouitz et al., 1993; Killen et al., 1996). En los últimos años, numerosos estudios han sugerido la importancia de la alteración de la percepción de la imagen corporal como un síntoma precoz para la detección de trastornos del comportamiento alimentario como la anorexia y la bulimia (Thompson et al., 1991; Vidal, 1997; Sánchez-Villegas et al., 2001). Los profesionales que trabajan en este campo utilizan a menudo la percepción de la imagen corporal como medida de la autoestima y del grado de satisfacción con la propia imagen (Stevens et al., 1994; Thompson y Gray, 1995; Dowson y Hendersen, 2001). Sin duda, múltiples factores biológicos, sociales y culturales modulan esta percepción, pero en algunos casos estos factores son difíciles de valorar (Gittelsohn et al., 1996; Gupta et al., 2000). Habitualmente se procede a la comparación de parámetros objetivos, es decir, peso y talla medidos por el investigador, con los valores autorreferidos por los sujetos del estudio (Stewart, 1982, Stewart et al., 1987). Este método presenta algunos inconvenientes pues, en algunos casos los individuos no recuerdan o no tienen ni siquiera una idea aproximada de su peso y de su estatura por lo que la frecuencia de ‘falta de respuesta’ es muy elevada. Además, pueden existir errores en el peso y estatura autorreferidos, observándose una infravaloración del peso y una sobrevaloración de la talla (Willett, 1998; Sánchez-Villegas et al., 2001), obteniéndose de este modo valores de índice de masa corporal (IMC) inferiores a los reales. En diversos estudios se han utilizado modelos anatómicos correspondientes a diferentes valores de IMC cuando la recogida directa o declarada de peso y talla no es posible o no se considera adecuada (Thompson y Gray, 1995; Madrigal-Fritsch et al., 1999; Dowson y Hendersen, 2001).
El objetivo del presente estudio es valorar la percepción de la imagen corporal de un grupo de jóvenes mediante el uso de modelos anatómicos que corresponden a determinados valores de índice de masa corporal y comparar dicha percepción con los valores reales del índice de masa corporal para poder detectar posibles alteraciones de la auto-percepción de la imagen corporal y en consecuencia riesgo de alteraciones del comportamiento alimentario.
Material y métodos
La muestra está formada por 158 personas de 18 a 30 años, con una media de edad de 23,7, de las cuales 65 son hombres (23,5±3,03 años) y 93 mujeres (24,1±2,15 años). Las encuestas se recogieron mediante muestreo incidental realizado entre estudiantes universitarios de Madrid.
A cada individuo se le facilitó una lámina con siete modelos anatómicos diferentes para ambos sexos. Estos modelos fueron realizados por una licenciada en Bellas Artes usando como base siluetas obtenidas a partir de una talla de aproximadamente 175 cm y un peso de 55 kg, 67 kg, 77 kg, 83 kg, 92 kg, 107 kg y 122 kg en los modelos masculinos y de una talla de aproximadamente 165 cm y un peso de 50 kg, 60 kg, 68 kg, 74 kg, 82 kg, 95 kg y 109 kg en los femeninos. Estos modelos equivalen, por tanto, a los siguientes valores de IMC (Peso(kg)/Talla2(m)): 18, 22, 25, 27, 30, 35 y 40, respectivamente (Figuras 1 y 2).
Figura
1. Modelos corporales. Hombres
Figura
2. Modelos corporales. Mujeres
Figure 2. Anatomical
models. Options presented to select their silhouettes. Women
Cada persona debía elegir el modelo con el que mejor se identificaba, respondiendo a la pregunta ‘Cuándo se mira desnudo al espejo, ¿con cuál de estas imágenes se siente más identificado?’. A cada sujeto y, a partir del modelo elegido, le correspondió un ‘IMC percibido’.
Posteriormente, se procedió a pesar y medir al sujeto obteniendo a partir de estos parámetros su IMC real. La clasificación de los individuos de la muestra en grupos de normopeso, sobrepeso y obesidad según el IMC real, se realizó utilizando los valores establecidos por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (2000).
Restando al valor del IMC real el del IMC percibido, se creó una nueva variable denominada ‘percepción’ con las siguientes categorías: 1. Se ve igual, cuando el valor es cero; 2. Se ve más delgado de lo que es en realidad, cuando el valor obtenido es superior a cero, y 3. Se ve más gordo de lo que es en realidad, cuando el valor obtenido es inferior a cero.
El análisis estadístico se ha realizado utilizando el programa SPSS.
Resultados
La prevalencia de normopeso, sobrepeso y obesidad figura en la Tabla 1. Es de destacar el alto porcentaje de mujeres con valores de IMC inferiores a 20.
Hombres |
Mujeres |
||||
N |
% |
N |
% |
||
Bajo peso |
< 20 kg/m2 |
1 |
1,5 |
25 |
26,6 |
Normopeso |
20 – 24,9 |
34 |
52,3 |
49 |
52,1 |
Sobrepeso |
25 – 29,9 |
26 |
40,0 |
14 |
14,9 |
Obesidad I |
30 – 34,9 |
2 |
3,1 |
2 |
2,1 |
Obesidad II + III |
≥ 40 |
2 |
3,1 |
4 |
4,3 |
Test |
|
Tabla 1. Prevalencia de normopeso, sobrepeso y obesidad
Table 1. Prevalence of normal weight, overweight and obesity
|
IMC percibido según modelos anatómicos |
N |
IMC real |
std |
Hombres |
18,0 |
11 |
21,63 |
1,67 |
20,0 |
2 |
21,77 |
2,41 |
|
22,0 |
13 |
23,95 |
1,80 |
|
23,5 |
3 |
24,28 |
1,55 |
|
25,0 |
14 |
25,15 |
1,79 |
|
26,0 |
4 |
26,19 |
0,96 |
|
27,0 |
10 |
27,25 |
2,42 |
|
28,5 |
2 |
31,97 |
5,85 |
|
30,0 |
3 |
27,25 |
0,92 |
|
40,0 |
1 |
37,31 |
- |
|
Mujeres |
18,0 |
1 |
18,30 |
- |
20,0 |
10 |
19,55 |
1,13 |
|
22,0 |
21 |
20,24 |
2,26 |
|
23,0 |
4 |
21,48 |
1,61 |
|
23,5 |
6 |
22,16 |
1,75 |
|
25,0 |
25 |
23,48 |
1,72 |
|
26,0 |
2 |
27,30 |
6,64 |
|
27,0 |
6 |
25,12 |
2,94 |
|
27,5 |
4 |
26,55 |
2,90 |
|
28,5 |
1 |
29,70 |
- |
|
30,0 |
3 |
31,76 |
6,38 |
|
32,5 |
1 |
32,40 |
- |
|
35,0 |
2 |
32,65 |
10,11 |
|
40,0 |
1 |
37,80 |
- |
El
estudio de la relación o grado de acuerdo entre el IMC real y el percibido se
ha abordado mediante distintos análisis estadísticos. En la Tabla 2 se recogen
los resultados de un test t-Student para muestras relacionadas en el que se
comparan las medias del IMC real obtenido a partir de la talla y el peso
medidos y las medias del IMC percibido correspondientes a los modelos
anatómicos, en hombres y mujeres. El IMC medio real de los hombres es
significativamente superior al percibido. En las mujeres el IMC real medio es
inferior al percibido aunque las diferencias no son significativas.
La comparación de las medias del IMC real de hombres y mujeres dentro de cada grupo anatómico (Tabla 3), muestra que los hombres con valores de normopeso (IMC<24,9) se autoperciben más delgados de lo que son, mientras que los que tienen valores medios de IMC correspondientes a sobrepeso (IMC entre 25 y 29,9), se autoperciben correctamente y los obesos (IMC>30), tienden a elegir modelos más delgados de los correspondientes a sus IMC reales. Las mujeres con normopeso siempre eligen modelos anatómicos correspondientes a valores de IMC mayores que los valores medios reales. En las que tienen sobrepeso no se observa un patrón claro y las que son obesas tienden a elegir modelos con valores ligeramente inferiores a los reales.
|
Test t para muestras relacionadas |
||||||||
|
IMC real/ IMC percibido |
N |
Media |
std |
Diferencia |
std |
t |
gl |
p |
Hombres |
IMC real |
65 |
25,05 |
3,36 |
1,42 |
2,98 |
3,85 |
64 |
,000 |
IMC percibido |
65 |
23,62 |
4,25 |
||||||
Mujeres |
IMC real |
94 |
23,07 |
4,37 |
-0,63 |
3,33 |
-1,84 |
93 |
,069 |
IMC percibido |
94 |
23,70 |
4,24 |
Table 3. Relationship
between actual BMI and self-perceived BMI
|
Test t-Student |
||||||
IMC de modelos anatómicos |
|
N |
Valores medios de IMC real |
std |
t |
gl |
p |
18 |
Hombres |
11 |
21,63 |
1,68 |
|
|
|
Mujeres |
1 |
18,30 |
- |
||||
20 |
Hombres |
2 |
21,77 |
2,41 |
|
|
|
Mujeres |
10 |
19,55 |
1,14 |
||||
22 |
Hombres |
13 |
23,95 |
1,79 |
1,26 |
5 |
,261 |
Mujeres |
21 |
20,24 |
2,26 |
||||
23,5 |
Hombres |
3 |
24,28 |
1,55 |
|
|
|
Mujeres |
6 |
22,16 |
1,75 |
||||
25 |
Hombres |
14 |
25,15 |
1,79 |
2,38 |
24,83 |
,025 |
Mujeres |
25 |
23,48 |
1,72 |
||||
26 |
Hombres |
4 |
26,19 |
0,96 |
,83 |
5 |
,442 |
Mujeres |
2 |
27,30 |
6,64 |
||||
27 |
Hombres |
10 |
27,24 |
2,42 |
4,63 |
13 |
,000 |
Mujeres |
6 |
25,13 |
2,94 |
||||
30 |
Hombres |
6 |
32,70 |
4,37 |
2,32 |
19 |
,032 |
Mujeres |
15 |
28,69 |
3,24 |
||||
33 |
Hombres |
1 |
30,20 |
- |
-,45 |
2 |
,694 |
Mujeres |
3 |
35,10 |
9,34 |
||||
35 |
Hombres |
1 |
40,90 |
- |
1,20 |
11 |
,253 |
Mujeres |
12 |
34,27 |
5,28 |
Tabla 4. Valores medios de IMC real según modelo anatómico
por sexo (Sólo se consideran
aquellos grupos en los que hay hombres y mujeres)
Table 4. Mean values of actual BMI by anatomical model and by gender (only groups with men and women are considered)
Se observan diferencias significativas en los valores medios de IMC real entre hombres y mujeres en los grupos correspondientes a los modelos anatómicos 25, 27 y 30 (Tabla 4), autopercibiéndose en los tres casos las mujeres más gordas de lo que son, mientras que los hombres se clasifican correctamente en el caso de sobrepeso (25-29,9 kg/m2) y en modelos más delgados en el caso de obesidad.
El grado de concordancia entre IMC real e IMC autopercibido o el nivel de buena clasificación se ha analizado mediante un test Kappa de Cohen (Tabla 5), obteniéndose diferencias estadísticamente significativas.
|
Según IMC real
|
|||||||||
Hombres |
Bajo peso |
Normopeso |
Sobrepeso |
Obesidad I |
Obesidad II+III |
|||||
Según IMC percibido |
N |
% |
N |
% |
N |
% |
N |
% |
N |
% |
Bajo peso |
1 |
100 |
11 |
32,4 |
1 |
3,8 |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
Normopeso |
0 |
0,0 |
14 |
41,2 |
4 |
15,4 |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
Sobrepeso |
0 |
0,0 |
9 |
26,5 |
18 |
69,2 |
2 |
100 |
1 |
50,0 |
Obesidad I |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
3 |
11,5 |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
Obesidad II +III |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
1 |
50,0 |
Kappa |
,283 ,000 |
|||||||||
|
Según
IMC real
|
|||||||||
Mujeres |
Bajo peso |
Normopeso |
Sobrepeso |
Obesidad I |
Obesidad II+III |
|||||
Según IMC percibido |
N |
% |
N |
% |
N |
% |
N |
% |
N |
% |
Bajo peso |
4 |
16,0 |
3 |
6,1 |
1 |
7,1 |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
Normopeso |
21 |
84,0 |
19 |
38,8 |
1 |
7,1 |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
Sobrepeso |
0 |
0,0 |
26 |
53,1 |
11 |
78,6 |
1 |
50,0 |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
1 |
2,0 |
0 |
0,0 |
1 |
50,0 |
2 |
50,0 |
|
Obesidad II+III |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
1 |
7,1 |
0 |
0,0 |
2 |
50,0 |
Kappa |
,118 ,043 |
|||||||||
Tabla
5. Medida de la clasificación en modelos anatómicos correctos. Test
Kappa de Cohen
Table
5. Mesure of good
clasification. Kappa test
Puesto que parece existir una relación entre buena o mala percepción de la imagen corporal en función del sexo y también de los valores de IMC real, se realizó un Análisis de Correspondencias Múltiples para establecer la forma en la que se asocian conjuntamente las distintas categorías de estas tres variables. Aparece un patrón claro que agrupa por un lado a las categorías ‘mujer’, ‘normopeso’, ‘bajo peso’ y ‘se ve más gordo de lo que es’ y por otro a las categorías ‘hombre’, ‘sobrepeso’, ‘se ve más delgado de lo que es’ (Figura 3).
El análisis de la significación estadística de estas diferencias de percepción entre hombres y mujeres mediante una prueba c2 con la variable dicotómica ‘percepción de la imagen’ corrobora los resultados anteriores, es decir, entre los hombres se observa una autopercepción más ajustada a la realidad, y de nuevo se observan diferencias de género entre los que se autoperciben erróneamente, los hombres tienden a verse más delgados de lo que son mientras que las mujeres se ven más gordas (Tabla 6).
|
Percepción de la imagen |
|||||
Se ve igual |
Se ve + delgado |
Se ve + gordo |
||||
|
N |
% |
N |
% |
N |
% |
Hombres |
34 |
52,3 |
19 |
29,2 |
12 |
18,5 |
Mujeres |
36 |
38,7 |
8 |
8,6 |
49 |
41,1 |
Test |
|
Tabla
6. Diferencias en la percepción de la imagen corporal entre hombres y
mujeres
Table
6. Differences on selfperception of body image by gender
|
Percepción de la imagen |
|||||
Se ve igual |
Se ve + delgado |
Se ve + gordo |
||||
IMC |
N |
% |
N |
% |
N |
% |
Bajo peso |
1 |
100,0 |
0 |
0,0 |
0 |
0,0 |
Normopeso |
14 |
41,2 |
11 |
32,4 |
9 |
26,5 |
Sobrepeso |
18 |
69,2 |
5 |
19,2 |
3 |
11,5 |
Obesidad I |
0 |
0,0 |
2 |
100,0 |
0 |
0,0 |
Obesidad II+III |
1 |
50,0 |
1 |
50,0 |
0 |
0,0 |
Test |
|
Tabla
7. Diferencias en la percepción en función del IMC en hombres
Table
7. Differences on selfperception of body image by BMI (men)
|
Percepción de la imagen |
|||||
Se ve igual |
Se ve + delgado |
Se ve + gordo |
||||
IMC |
N |
% |
N |
% |
N |
% |
Bajo peso |
4 |
16,0 |
0 |
0,0 |
21 |
84,0 |
Normopeso |
19 |
38,8 |
3 |
6,1 |
27 |
55,1 |
Sobrepeso |
11 |
78,6 |
2 |
14,3 |
1 |
7,1 |
Obesidad I |
1 |
50,0 |
1 |
50,0 |
0 |
0,0 |
Obesidad II+III |
2 |
50,0 |
2 |
50,0 |
0 |
50,0 |
Test |
|
Tabla 8. Diferencias en la
percepción en función del IMC en mujeres
Table
8. Differences on selfperception of body image by BMI (women)
El
efecto del IMC real sobre la autopercepción es también diferente en ambos sexos
(Tablas 7 y 8).
Discusión
Los resultados obtenidos en el presente estudio avalan la utilidad del uso de modelos anatómicos en la investigación sobre alteraciones de la percepción de la imagen corporal (Thompson y Gray, 1995) eliminando el error metodológico debido a ‘no respuesta’ y el debido a sobrevaloración e infravaloración en el caso de tener que disponer del peso y la talla autorreferidos.
Por otro lado, los resultados coinciden con los obtenidos por otros autores sobre la influencia en la distorsión en la percepción de la imagen corporal de factores sociales y culturales que difieren además en distintos grupos de población (Haizmouitz et al., 1993; Cachelin et al., 1998; Gupta et al., 2000). En las sociedades post-industriales modernas se ha impuesto un modelo estético de excesiva delgadez que sueñan con alcanzar especialmente las mujeres (Núñez y col., 1998; Cuadrado y col., 2000; Fulkerson et al., 2002) y de una alta definición muscular en el caso de los hombres. El deseo no alcanzado de asemejarse a estos modelos provoca un alto grado de insatisfacción con la propia imagen que puede estar en el origen, junto con otros factores, de trastornos más graves como la anorexia, la bulimia y la vigorexia (Killen et al.,1996). En el presente estudio se observan claramente diferencias en la auto-percepción de la imagen corporal en función del género. Las mujeres se ven más gordas de lo que son en realidad, mientras que los hombres se auto-perciben de forma más real, aspecto que se ha observado en otros trabajos (Sánchez-Villegas et al., 2001). Estas diferencias podrían reflejar una mayor insatisfacción con su propio cuerpo por parte de las mujeres, entre las que la prevalencia de anorexia es más elevada.
El grado de sobrepeso y obesidad también influye en la percepción de la imagen corporal. Los hombres se auto-perciben de forma más correcta cuando se encuentran en valores de normopeso y sobrepeso. Sin embargo, tanto los hombres como las mujeres más corpulentos se auto-perciben más delgados de lo que son en realidad, aunque en los hombres esta tendencia es más acusada. Un 50% de las mujeres con obesidad tipo II y III se autoclasifican en modelos anatómicos correspondientes a obesidad tipo I, mientras que el 50% de los hombres con obesidad tipo I y II escogen modelos correspondientes a sobrepeso. Esto indica que la falta de percepción de sobrepeso u obesidad es mayor en los hombres que en las mujeres, resultados que concuerdan con los de otros autores (Rosen et al., 1996; Madrigal et al., 2000; Gutierrez-Fisac et al., 2002). Las diferencias de género en la percepción del sobrepeso y de la obesidad adquieren una gran importancia desde el punto de vista epidemiológico ya que, aunque la obesidad es todavía más frecuente en mujeres que en hombres, esta tendencia se está invirtiendo en numerosos países haciendo que la población de hombres adultos se esté convirtiendo en un nuevo grupo de riesgo de desarrollo de obesidad (Calle et al., 1999; Moreno et al., 2000).
Agradecimientos. Los autores agradecen la
colaboración de Rosana Marcos por la realización de los modelos corporales.
Bibliografía
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image and self-esteem in young women : doctors’ dilemmas, The Medical
Journal of Australia, 178, 607-611.
Boschi, V., Siervo, M.,
D’Orsi, P., Margiotta, N., Trapanese, E., Basile, F., Nasti, G., Papa, A.,
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