Rodríguez Velásquez, F., Mora, J., 2017.
Hábitos alimentarios, estado nutricional y condiciones de vida del pueblo
Kariña en la comunidad de Kashaama, estado Anzoátegui (República Bolivariana de
Venezuela). Antropo, 38, 25-38. www.didac.ehu.es/antropo
Hábitos alimentarios,
estado nutricional y condiciones de vida del pueblo Kariña en la comunidad de
Kashaama, estado Anzoátegui (República Bolivariana de Venezuela)
Eating
habits, nutritional status and living conditions of Kariña People in the
community of Kashaama, Anzoátegui state (Bolivarian Republic of Venezuela)
Fidel
Rodríguez Velásquez1 y Julimar Mora2
1 Instituto de
Patrimonio Cultural (Venezuela). fidelrodv@gmail.com
1,2
Escuela
de Sociología de la Universidad Central de Venezuela. Instituto de Patrimonio
Cultural (Venezuela). julimar.mora@gmail.com
Palabras
clave: Kariña, Pueblo Indígenas, Estado
Nutricional, Habitos Alimentarios, Condiciones de Vida.
Key
Words: Kariña, indigenous People, Nutritional
Status, Food Habits, Living Conditions
Resumen
La presente investigación se planteó
analizar el estado nutricional, los hábitos alimentarios y las condiciones de
vida del pueblo Kari’ña en la
comunidad de Kashaama ubicada en la Meseta
de Guanipa, estado Anzoátegui, República Bolivariana de Venezuela. Para la
evaluación del primer aspecto se empleó como metodología la medición
antropométrica establecidas por el IBP Internacional
Biology Programme. Los hábitos alimentarios se evaluaron a partir de un
cuestionario sobre patrones de consumo alimentario elaborado por Fundación
Centro de Estudios sobre crecimiento y desarrollo de la población venezolana,
FUNDACREDESA. Para el tercer aspecto se empleó una guía de observación
etnográfica y entrevistas semi-estructuradas a informantes clave de la comunidad.
Los resultados muestran que el 90% de la población realiza al menos 3 comidas
al día, más del 75% de las niñas, niños y adolescentes presentan un estado
nutricional adecuado y más del 50% de los adultos presentan sobrepeso y
obesidad. Asimismo, los patrones de alimentación revelan un alto consumo de
alimentos de producción industrial, donde destacan: harina de maíz precocida,
azúcar, pasta y arroz. Estos patrones se encuentran estrechamente vinculados a
la cercanía de Kashaama con las
ciudades del Tigre y Cantaura, la ubicación en un eje carretero y las
actividades de explotación gasífera y petrolera que circundan la zona.
Abstract
The present investigation aimed to
analyze the nutritional status, eating habits and living conditions of the
Kari'ña people in the Kashaama community located in the Guanipa Plateau,
Anzoátegui State, Bolivarian Republic of Venezuela. For the evaluation of the
first aspect, the anthropometric measurement methodology established by the IBP
International Biology Program was used as methodology. The eating habits were
evaluated from a questionnaire on patterns of food consumption prepared by the
Venezuelan Center for Studies on Growth and Development of the Venezuelan
population, FUNDACREDESA. For the third aspect, an ethnographic observation
guide and semi-structured interviews were used for key community informants.
The results show that 90% of the population makes at least 3 meals a day, more
than 75% of the children and adolescents present an adequate nutritional status
and more than 50% of adults are overweight and obese, Likewise, the food
patterns reveal a high consumption of foods of industrial production, where
they emphasize: precooked maize flour, sugar, pasta and rice. These patterns
are closely linked to the proximity of Kashaama with the cities of Tigre and
Cantaura, the location on a road axis and the oil and gas exploration
activities that surround the area.
Introducción
De acuerdo al XIV Censo Nacional de Población y Vivienda de
2011 (INE, 2013) la población Kariña en Venezuela cuenta con un total
aproximado de 33.824 habitantes, los cuales, representan el 4,67% del total de la población
indígena asentada en territorios venezolanos. El pueblo Kariña es el
tercer grupo indígena más numeroso de Venezuela, antecedido solo por los
pueblos Wayúu y Warao, los cuales, representan el 57,06% y 6,73% del total de la
población indígena presente en el territorio nacional. Más del 90% de este
pueblo se
concentra en Venezuela en estados ubicados al oriente del país, 46,02% en el estado Sucre, 32,9% en el
estado Anzoátegui y 13,31% en el estado Bolívar, estando el porcentaje restante
disperso en el resto del país.
Este pueblo indígena también se asienta en varias
localidades del área septentrional sudamericana, focalizadas en ciertas zonas
de Brasil y Guayana Francesa, de igual manera, en las cercanías del río
Coppename ubicado en la Republica de Surinam y del rio Cuyuni ubicado en la
frontera con la Republica de Guyana (Civallero, 2013; Tiapa, 2014). Para Biord-Castillo
(2007) la distribución geográfica de los asentamientos Kariña no implica como
condición necesaria la comunicación entre las localidades de Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana Francesa. Mosonyi
convalida este argumento, refiriendo el ejemplo de una población Kariña ubicada
en la zona en reclamación la cual, ha adquirido rasgos lingüísticos y culturales
significativamente diferentes en relación al resto de los grupos (citado en UNICEF
y FUNPROEIB, 2009). Los Kariñas comparten
con otros grupos de filiación caribe principios y elementos estructurales que
constituyen un modelo de organización social (Morales-Méndez y Arvelo-Jiménez,
1981; Tiapa, 2014). Muchos de estos elementos, a su vez, son comunes a la
mayoría de las sociedades guayanesas (Rivière, 1984), por lo que estructural y
culturalmente guardan entre sí grandes similitudes. Según Biord-Castillo (2007)
los Kariña vivían en comunidades que podían estar conformadas
por una vivienda colectiva o por dos o más viviendas agrupadas, y el sistema de
parentesco como en otras sociedades caribe-hablantes es de tipo bilateral.
Las
actividades económicas de este pueblo han sido variadas a través del tiempo.
Han basado su subsistencia en la agricultura extensiva de tala y quema,
consistente en la siembra de pequeños policultivos o conucos. En este modelo, las
parcelas cultivadas eran rotadas periódicamente para evitar el agotamiento de
los suelos, complementando con la cacería y la pesca, así como también con la
recolección de productos de origen animal y vegetal. Este sistema de cultivo
también favoreció la recuperación de los cotos de caza y áreas de pesca, con lo
cual se aseguraba la reproducción de las especies de presa. Adicionalmente los Kariña eran hábiles productores de artefactos como
utensilios de arcilla (ollas, enseres, budares), hamacas, cordelerías, redes de
pesca, ornamentos (collares, pendientes) etc. (Biord-Castillo et al,
1989; Biord-Castillo,
2007).
La producción de
pequeños excedentes comerciales facilitó las actividades de intercambio intra e
inter étnico. La división sexual de tareas era una de las más importantes de la
sociedad, ya que los hombres tenían a su cargo las actividades que requerían de
mayor esfuerzo físico, como la cacería y la pesca, así como también la tumba de
conucos y construcción de viviendas, y las mujeres se encargaban del cultivo de
los conucos y del cuidado de los niños, así como de la preparación de la comida
y otras actividades domésticas.
El presente
trabajo tiene objetivo analizar el estado
nutricional, los hábitos alimentarios y las condiciones de vida del pueblo Kariña en la comunidad de Kashaama ubicada en la Meseta de
Guanipa, parroquia Cantaura, municipio Pedro María Freites, estado Anzoátegui.
Metodología
Estado Nutricional Antropométrico
En el área de
antropometría los datos fueron obtenidos a través de la metodología establecida
por el International Biological Program
(IBP). Todos los sujetos fueron evaluados con la menor cantidad de vestimenta
posible a fin de no alterar el valor de las mediciones. Las variables evaluadas
fueron seis: peso (Kg), talla de pie (cm), talla decúbito supino (menores de
dos años), circunferencia de brazo (cm), circunferencia de cintura (cm) y
pliegue tríceps (mm).
Los equipos y materiales utilizados en el área antropométrica para el
levantamiento de la variable peso fue una balanza digital marca Tanita® con un
margen de error de 100 grs. Para la variable talla se utilizó el antropómetro y
el infantómetro de HARPENDEN marca Holtain®, este último para la cuantificación
de la talla en infantes menores a dos años, ambos equipos con exactitud de 1
mm. Además, se utilizó una cinta métrica marca Holtain® con una precisión de
1mm, para la toma de circunferencias corporales y un calibrador del pliegue cutáneo
marca Holtain® con una precisión de 0,2 mm.
La
descripción de la muestra para las frecuencias de peso y talla se realizaron
según los grupos etarios de la siguiente forma: 0 - 19,99 años en niños, niñas
y adolescentes, en los adultos de 20 - 59,99 años y, por último, el grupo de
adultos mayores a partir de los 60 años. Estas agrupaciones se realizaron
siguiendo la similitud en las características del crecimiento y desarrollo de
los niños, niñas y adolescentes; mientras que en los grupos de adultos y
adultos mayores de acuerdo a las características de su composición corporal.
Para clasificar ambos indicadores se utilizaron los valores de referencia
nacional (FUNDACREDESA, 1996). Las estimaciones se realizaron en las niñas,
niños y adolescentes, así como en los adultos y adultas mayores, utilizando las
mediciones de circunferencia media del brazo y pliegue del tríceps.
Para la
comparación de valores antropométricos mediante indicadores de dimensión y
composición corporal en niños, niñas y adolescentes, se utilizaron los
criterios de normalidad establecidos para la población venezolana por Fundacredesa
a partir del Estudio Nacional de Crecimiento y Desarrollo Humano (ENCDH). En
cuanto al Índice de Masa Corporal (IMC) en adultos se utilizaron los rangos de
normalidad, déficit y exceso establecidos por la Organización Mundial de la
Salud (OMS, 2006) y la Organización Panamericana de la Salud para la valoración
Nutricional del adulto mayor (OPS, 2002).
Hábitos alimentarios
Se aplicó una adaptación del instrumento de FUNDACREDESA
(1996). La primera sección, evaluación de las conductas alimentarias, evaluó la
cantidad de comidas realizadas al día y su relación con el patrón desayuno,
merienda, almuerzo, merienda y cena; asímismo, la procedencia de los alimentos consumidos
siguiendo el patrón: alimentos preparados en el hogar (APH), comedores
subsidiados por el estado (CS), programas de alimentación escolar (PAE) y
establecimientos de comida (EC). También, se exploró la realización u omisión
de cinco tiempos de comida, precisando el motivo de la omisión. La segunda
sección, frecuencia de consumo de alimentos, evaluó el consumo de 140
alimentos, organizados según la clasificación del trompo de los alimentos (INN,
2011), cereales, tubérculos, granos y plátanos, vegetales y frutas, carnes,
grasas y azucares, Allí, se establecieron 6 criterios de frecuencia de consumo:
1 o más veces al día, de 4 a 6 veces por semana, de 1 a 3 veces por semana, de
1 a 3 veces por mes, menos de una vez al mes y nunca. A efectos del análisis
todos los criterios que representan un consumo diario se consideraron como muy
frecuente (MF), los criterios que expresaron un consumo semanal se catalogaron
como consumo frecuente (F) y el consumo mensual como poco frecuente (PF).
Observación Etnográfica
Para la obtención de datos en el área social
se aplicaron técnicas del método etnográfico dado que como señalan Santander y
Mora (2015) este “es el recurso más efectivo para
acceder a estas estructuras que no se dan expresas a simple vista, dado que
permite al investigador ahondar en las formas de vida de las sociedades tomando
parte de sus dinámicas”. En estas técnicas destacan:
la aplicación de entrevistas semi-estructuradas, la observación, las
conversaciones informales y un registro de campo escrito y fotográfico. Tanto
las preguntas, como la observación se orientaron a identificar condicionantes
sociales que apuntasen a explicar la información recogida a través de la
evaluación antropométrica y la encuesta de consumo alimentario. Las mismas
estuvieron enfocadas a recabar información actividades económicas realizadas,
la relación de los pobladores con el espacio natural, la organización social
del grupo y las rutinas diarias. Los audios fueron grabados y transcritos una
vez culminada la labor en campo, permitiendo relacionar el total de las áreas contempladas
en la investigación.
Resultados
Estado nutricional antropométrico
Se evaluaron un total de 314 individuos,
de los cuales el 36,3% fueron hombres y el 63,7% mujeres, todos ellos con
edades comprendidas entre 0 y 94 años, distribuidos de acuerdo a su edad en
tres grupos distintos: niños, niñas y adolescentes (56,7%), adultos (37,3%) y adultos
mayores (6,1%) (Tabla 1).
Grupos etarios |
Masculino |
Femenino |
Total |
|||
|
N |
(%) |
N |
(%) |
N |
(%) |
Niños, niñas y adolescentes
[0 - 19,99 años] |
77 |
67,5 |
101 |
50,5 |
178 |
56,7 |
Adultos [20 –
59,99 años] |
32 |
28,1 |
85 |
42,5 |
117 |
37,3 |
Adultos mayores [60
años en adelante] |
5 |
4,4 |
14 |
7 |
19 |
6,1 |
Total |
114 |
100 |
200 |
100 |
314 |
100 |
Table 1. Percentage
distribution of the study sample by sex according to age groups.
Niños, niñas
y adolescentes (NNA)
Independientemente del sexo, el 76,7% de
los NNA evaluados presentaron un estado nutricional antropométrico adecuado
según los valores de referencia para la población venezolana (FUNDACREDESA, 1996).
Sin embargo, un porcentaje importante de individuos (15,4%) presentó valores
que se ubican por debajo de lo esperado según la norma nacional, de los cuales
el 14,8% mostró déficit agudo, mientras un 0,6% se situó en la categoría de
déficit crónico compensado. Por otra parte, el 8% restante exhibió valores que
los clasifica con exceso de peso para su edad, sexo y estatura (Tabla 2).
|
Estado nutricional
antropométrico |
Masculino (%) |
Femenino (%) |
Total (%) |
Normalidad |
83,1 |
71,7 |
76,7 |
|
Déficit Crónico
compensado |
0 |
1 |
0,6 |
|
Déficit Agudo |
14,3 |
15,2 |
14,8 |
|
Exceso |
2,6 |
12,1 |
8 |
|
Tabla 2. Distribución
porcentual de los NNA evaluados por sexo según su estado Nutricional
Antropométrico.
Table 2. Percentage distribution of the NNA evaluated by sex according to their
Anthropometric Nutritional Status.
Al discriminar
por sexo, se observó que entre los individuos de sexo femenino el porcentaje de
individuos diagnosticados con exceso de peso es considerablemente mayor al de
su contraparte masculina, no así para el déficit agudo el cual, se presentó en
ambos sexos con una proporción similar. Por otra parte, al comparar estos
resultados con los indicadores de composición corporal como: Área Muscular (AM)
y Área Grasa (AG) se observó que, en
ambos sexos, la mayoría de los evaluados presentaron reservas tanto proteicas como
calóricas dentro de los parámetros normales (tablas 3 y 4), excepto los individuos
diagnosticados con déficit cuyas reservas se presentaron por debajo de lo
esperado en un 7,7% y 11,5%, respectivamente, siendo en ambos casos el sexo
masculino el más afectado.
Estado nutricional
antropométrico |
AM |
Masculino (%) |
Femenino (%) |
Total (%) |
Normalidad |
Alto |
3,1 |
1,4 |
2,2 |
Bajo |
0 |
0 |
0 |
|
Normal |
96,9 |
98,6 |
97,8 |
|
Déficit Crónico
compensado |
Alto |
0 |
0 |
0 |
Bajo |
0 |
0 |
0 |
|
Normal |
0 |
100 |
100 |
|
Déficit Agudo |
Alto |
9,1 |
20 |
15,4 |
Bajo |
9,1 |
6,7 |
7,7 |
|
Normal |
81,8 |
73,3 |
76,9 |
|
Exceso |
Alto |
0 |
58,3 |
50 |
Bajo |
0 |
0 |
0 |
|
Normal |
100 |
41,7 |
50 |
Tabla 3. Valoración de las reservas proteicas de los NNA evaluados
según su Estado Nutricional Antropométrico.
Table 3. Assessment of the protein reserves of the NNAs evaluated according to
their Anthropometric Nutritional Status.
En los
individuos diagnosticados con exceso de peso corporal, tal situación podría
explicarse por la presencia simultánea de niveles elevados de reservas proteicas
y calóricas, y no exclusivamente a la acumulación excesiva de grasa,
especialmente, entre los individuos de sexo femenino donde el exceso de peso
fue encontrado con una mayor frecuencia.
Estado nutricional
antropométrico |
AG |
Masculino (%) |
Femenino (%) |
Total (%) |
Normalidad |
Alto |
0 |
2,8 |
1,48 |
Bajo |
6,25 |
4,2 |
5,19 |
|
Normal |
93,75 |
93 |
93,33 |
|
Déficit Crónico
compensado |
Alto |
0 |
0 |
0 |
Bajo |
0 |
0 |
0 |
|
Normal |
0 |
100 |
100 |
|
Déficit Agudo |
Alto |
0 |
20 |
11,5 |
Bajo |
18,18 |
6,7 |
11,5 |
|
Normal |
81,82 |
73,3 |
76,9 |
|
Exceso |
Alto |
50 |
58,3 |
57,1 |
Bajo |
0 |
0 |
0 |
|
Normal |
50 |
41,7 |
42,9 |
Tabla 4. Valoración de las reservas calóricas de los NNA evaluados
según su Estado Nutricional Antropométrico.
Table 4. Assessment
of the caloric reserves of the NNAs evaluated according to their Anthropometric
Nutritional Status.
En los adultos evaluados mediante el
Índice de Masa Corporal (IMC) se observó una proporción importante de
individuos con exceso de peso (65,2%) en relación con los valores esperados de
acuerdo a su estatura de los cuales, un 27,8% se ubicó en la categoría de sobrepeso
mientras un 37,4% en obesidad (Tabla 5).
Índice de Masa
Corporal |
Masculino (%) |
Femenino (%) |
Total (%) |
Déficit |
3,1 |
2,4 |
2,6 |
Normal |
34,4 |
31,3 |
32,2 |
Sobrepeso |
18,8 |
31,3 |
27,8 |
Obesidad |
43,8 |
34,9 |
37,4 |
Tabla 5. Distribución porcentual por sexo de los adultos evaluados,
según Índice de Masa Corporal.
Table 5. Percentage distribution by sex of the adults evaluated, according to
Body Mass Index.
Cerca de un
tercio de los evaluados arrojaron un índice de masa corporal enmarcado en los
parámetros de normalidad (32,2%), mientras que menos del 3% de los casos
presentaron valores por debajo de lo esperado. El porcentaje de sujetos
masculinos y femeninos con un IMC normal o deficiente resultó similar para ambos
sexos, a diferencias de las categorías sobrepeso y obesidad donde la diferencia
entre sexos es más notoria. En este sentido, la proporción de mujeres con
sobrepeso es mucho mayor a la de los hombres ubicados en la misma categoría,
situación que se revierte entre los sujetos con obesidad donde los hombres superan
a las mujeres.
Al estudiar la
relación entre el IMC con las reservas proteicas y calóricas en los sujetos del
sexo masculino no se observaron casos de reservas proteicas inferiores a la
norma. En este sentido, es posible que la categorización de algunos individuos
dentro del diagnóstico de déficit se deba a la presencia de reservas calóricas
disminuidas (Tabla 6). A diferencia de los hombres, el 50% las mujeres
diagnosticadas con déficit mostraron bajas sus reservas calóricas y proteicas,
mientras el otro 50% restante mostró niveles normales en ambas reservas.
|
Reservas Proteicas |
Reservas calóricas |
||||
IMC |
Altas (%) |
Normales (%) |
Bajas (%) |
Altas (%) |
Normales (%) |
Bajas (%) |
Bajo |
0 |
100 |
0 |
0 |
0 |
100 |
Normal |
9,1 |
90,9 |
0 |
0 |
54,5 |
45,5 |
Sobrepeso |
83,3 |
16,7 |
0 |
0 |
100 |
0 |
Obesidad |
35,7 |
64,3 |
0 |
0 |
92,9 |
7,1 |
Tabla 6. Valoración de las reservas proteicas y calóricas de los Adultos de sexo masculinos
evaluados según el IMC.
Table 6. Assessment of the protein and caloric reserves of male adults
evaluated according to the BMI.
Ninguno de los
evaluados del sexo masculino presentó reservas calóricas elevadas, ni siquiera
aquellos diagnosticados con sobrepeso y obesidad. Éstos posiblemente deban su
diagnóstico a un desarrollo sustancial de las reservas proteicas o quizá, a una
distribución de tejido adiposo más de tipo central –menos visible en el
pliegue del tríceps– y poco periférica, es decir, caracterizada por la
acumulación de grasa en las extremidades superiores e inferiores.
Este hecho se
repite también entre las mujeres diagnosticadas con exceso de peso,
especialmente, entre aquellas diagnosticadas con obesidad, donde no se
registraron casos de reservas calóricas elevadas. Solo el 19,2% de las mujeres
con sobrepeso presentaron reservas calóricas elevadas, el resto exhibió
reservas calóricas normales (Tabla 7).
|
Reservas Proteicas |
Reservas calóricas |
||||
IMC |
Altas (%) |
Normales (%) |
Bajas (%) |
Altas (%) |
Normales (%) |
Bajas (%) |
Bajo |
0 |
50 |
50 |
0 |
50 |
50 |
Normal |
3,8 |
92,3 |
3,8 |
0 |
69,2 |
30,8 |
Sobrepeso |
88,5 |
7,7 |
3,8 |
19,2 |
76,9 |
3,8 |
Obesidad |
48,3 |
51,7 |
0 |
0 |
96,6 |
3,4 |
Tabla 7. Valoración de
las reservas proteicas y calóricas de los Adultos de sexo femeninos evaluados
según el IMC.
Table 7. Assessment of the protein and
calorie reserves of female adults evaluated according to the BMI.
La excesiva acumulación de tejido adiposo es
considerada un factor de riesgo asociado al desarrollo de enfermedades crónicas
no transmisibles. La distribución de dicho tejido en zonas particulares del
cuerpo puede elevar aún más el riesgo de presentar tales patologías, como es el
caso del tejido adiposo acumulado en la región abdominal y más específicamente,
el tejido graso ubicado alrededor de los órganos contenidos en dicha cavidad,
pues, éste se relaciona al padecimiento de
enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial, así como también a la
diabetes mellitus tipo 2, cáncer y otras (Aranceta et al, 2003).
En este sentido, el 27,3% de los sujetos de sexo
masculino, mostraron un perímetro de cintura mayor al límite recomendado de los
cuales, el 15,2% fue diagnosticado con sobrepeso, mientras un 12,1% se
encontraba en obesidad. En las mujeres, por su parte, el 43,9% presentó valores
superiores al rango de normalidad para este sexo y cuanto a la circunferencia
de cintura, el 28% se encontraba en la categoría de sobrepeso, mientras que el otro
15,9% en obesidad, según su IMC (Tabla 8).
Riesgo Cardiovascular |
Masculino (%) |
Femenino (%) |
Presencia |
27,3 |
43,9 |
Ausencia |
72,7 |
56,1 |
Tabla 8. Presencia de
riesgo cardiovascular entre los Adultos evaluados.
Table 8. Presence of cardiovascular risk
among the adults evaluated.
Como dato interesante, la estatura y peso promedio
de los evaluados de sexo masculino entre 18 y 80 años fue de 158,22 cm y 64,8 kg
respectivamente, lo que representa una diferencia de 1,59 cm y 8,4 kg por
encima de la media de estatura y peso encontrada entre individuos masculinos
pertenecientes al pueblo Kari'ña (156,63cm y 56,4 Kg) del mismo grupo etario, evaluados
en 1972 (Kohn de Brief y Méndez de Pérez, 1972). Según la comparación
estadística entre las medias de estatura, no existe diferencia significativa
entre éstas [z=-1,253], a diferencia del peso, el cual, mostró diferencia
significativa [z=-15,581].
Tal como se aprecia en la
tabla 9, el 57,8% de los evaluados en este grupo etario presentó valores de
índice de masa corporal dentro de los parámetros normales, un 26,4% se mostró
valores por encima de lo recomendado para su estatura y edad de los cuales,
21,1 % presentan sobrepeso y 5,3% obesidad. Así mismo, un 15,8% de los sujetos mostró
delgadez.
Al discriminar por sexo,
se encontraron diferencias importantes entre hombres y mujeres con un índice de
masa corporal por encima y por debajo de los valores normales. En este sentido,
los individuos del sexo masculino clasificados con delgadez superan en una
proporción de seis a uno a los individuos del sexo femenino igualmente
diagnosticados. En lo que se refiere al sobrepeso y la obesidad se observó que
todos los casos diagnosticados bajo estas categorías, pertenecían al sexo
femenino (Tabla 9).
IMC |
Masculino (%) |
Femenino (%) |
Total (%) |
Delgadez |
40 |
7,1 |
15,8 |
Normal |
60,4 |
57,1 |
57,8 |
Sobrepeso |
0 |
28,6 |
21,1 |
Obesidad |
0 |
7,1 |
5,3 |
Total |
26,3 |
73,7 |
100 |
Tabla 9. Índice de Masa Corporal en adultos mayores.
Table 9. Body Mass Index in older adults.
En el análisis de la
relación entre el IMC con el área grasa y magra, se observó que el 33,3% de los
diagnosticados con delgadez presentaron niveles bajos de reservas proteicas;
por otro lado, todos los individuos en esta categoría mostraron reservas
calóricas disminuidas. A pesar de que, en la mayoría de los casos, los sujetos
con valores normales de IMC mostraron reservas tanto proteicas como calóricas dentro
de los niveles esperados. Llama la atención que un 36,4% de éstos presente
reservas calóricas reducidas debido al riesgo de malnutrición implícito en esta
clasificación. Al igual que el grupo de los adultos, los diagnosticados con
sobrepeso y obesidad presentan niveles elevados de reservas proteicas, lo que
posiblemente explique en parte el exceso de masa corporal encontrado con
respecto a su estatura, no obstante, al igual que los sujetos más jóvenes,
podría deberse también a un patrón de distribución de tejido adiposo no
periférico (Tabla 10).
Reservas Proteicas |
Reservas Calóricas |
|||||
IMC |
Altas (%) |
Normales (%) |
Bajas (%) |
Altas (%) |
Normales (%) |
Bajas (%) |
Déficit |
0 |
66,7 |
33,3 |
0 |
0 |
100 |
Normal |
27,3 |
63,6 |
9,1 |
0 |
63,6 |
36,4 |
Sobrepeso |
75 |
25 |
0 |
0 |
75 |
25 |
Obesidad |
100 |
0 |
0 |
0 |
100 |
0 |
Edades |
|
Masculino
(%) |
Femenino (%) |
Total
(%) |
0 a
19,99 |
56,1 |
46,1 |
50,8 |
|
20 a
59,99 |
38,4 |
47,3 |
43,1 |
|
>
60 |
5,5 |
6,6 |
6,1 |
|
Total |
100 |
100 |
100 |
Tabla 11. Distribución porcentual
de los sujetos evaluados por sexo, según los grupos de edad.
Table 11. Percentage
distribution of the subjects evaluated by sex and age group.
Como se muestra en la figura 1, más de la mitad de los evaluados
(51,1%) independientemente de su sexo y edad, aseguraron consumir 4 o más
comidas al día, mientras que un 42,9% manifestaron realizar las tres comidas
principales (desayuno, almuerzo y cena). Si se toman ambas cifras se observará
que el 94% de la población evaluada en Kashaama realiza al menos tres comidas diarias.
Por su parte, un 5,8% de los entrevistados afirmó consumir únicamente dos
comidas al día, mientras que no se registraron sujetos que realizaran una sola
comida al día.
Figura 1. Distribución porcentual de los entrevistados según el número de comidas realizadas.
Figure 1.
Percentage distribution of those interviewed according to the number of meals
served.
En este sentido, se observó que cerca del 71,7% de la
población evaluada realiza meriendas, ya sea en la mañana o en la tarde, al
tiempo que un 28,3% de los sujetos no realiza ningún tipo de merienda,
exponiendo entre sus razones costumbre, problemas de salud o económicos.
Con respecto a la procedencia de los alimentos se observó
que la mayoría de los entrevistados prefiere consumir, tanto en el desayuno
(93,2%) como en el almuerzo (94,2%) y la cena (100%), alimentos preparados en
el hogar (APH). Apenas un 7,9% de los participantes se beneficiaba de los
programas de alimentación como el PAE (Programa de Alimentación Escolar),
comedores subsidiados o universitarios.
En la caracterización de la frecuencia de consumo de
alimentos se observó que los cereales son consumidos de manera muy frecuente,
especialmente, la harina de maíz pre-cocida, el arroz y la harina de trigo, tal
como puede apreciarse en la tabla 12.
Cereales |
MF (%) |
F (%) |
PF (%) |
N (%) |
Arroz |
16 |
79,8 |
4,3 |
0 |
Harina de Maíz Precocida |
80,9 |
17,1 |
2,2 |
0 |
Harina de Trigo |
17 |
59,5 |
19,2 |
4,3 |
Pasta |
11,7 |
79,8 |
8,5 |
0 |
Tabla 12. Frecuencia de consumo de los
alimentos pertenecientes al grupo de Cereales. MF [Muy Frecuente]; F
[Frecuente]; PF [Poco Frecuente]; N [Nunca]
Table 12. Frequency of consumption of
foods belonging to the Cereals group. MF[Very
Frequent]; F[Frequent]; PF[Low Frequency]; N[Never].
El consumo de alimentos pertenecientes al grupo de
tubérculos y plátano fue frecuente, con un consumo promedio de 1 a 3 veces por
semana. Entre los alimentos preferidos destacan el apio, el ocumo y el ñame (56,4%),
la batata (59,6%), las papas (58,6%) y los plátanos (53,2%) (Tabla 13).
Tubérculos |
MF (%) |
F (%) |
PF (%) |
N (%) |
Apio, ocumo, ñame |
0 |
56,4 |
41,5 |
2,1 |
Batata, yuca |
1,1 |
59,6 |
36,2 |
3,2 |
Papas |
4,3 |
58,6 |
30,8 |
6,4 |
Plátanos |
11,7 |
53,2 |
28,7 |
6,4 |
Tabla 13. Frecuencia de consumo
de los alimentos pertenecientes al grupo de Tubérculos. MF [Muy Frecuente]; F
[Frecuente]; PF [Poco Frecuente]; N [Nunca]
Table 13. Frequency of
consumption of foods belonging to the group of Tubers. MF[Very Frequent];
F[Frequent]; PF[Low Frequency]; N[Never].
La frecuencia de consumo general del grupo de leguminosas es
frecuente, caracterizándose por un consumo promedio de 1 a 3 veces por semana,
siendo las caraotas y lentejas los rubros más consumidos con un 72,3% y 67,1%
(Tabla 14).
Leguminosas |
MF (%) |
F (%) |
PF (%) |
N (%) |
Caraotas |
0 |
72,3 |
19,1 |
8,5 |
Lentejas |
0 |
67,1 |
22,3 |
10,6 |
Tabla 14. Frecuencia de consumo
de los alimentos pertenecientes al grupo de Leguminosas. MF [Muy Frecuente]; F
[Frecuente]; PF [Poco Frecuente]; N [Nunca]
Table 14. Frequency of
consumption of foods belonging to the group of Legumes. MF[Very Frequent];
F[Frequent]; PF[Low Frequency]; N[Never].
Con respecto a las hortalizas, aquellas consumidas de manera
muy frecuente fueron: cebolla (90,4%), ajo en grano (83%), ají dulce (77,7%), pimentón
(70%) y tomate (64,9%), todas ellas consumidas diariamente en forma de aliños o
en la preparación de sopas. Por su parte, la auyama también presentó un consumo
frecuente entre los entrevistados (Tabla 15).
Hortalizas |
MF (%) |
F (%) |
PF (%) |
N (%) |
Ají dulce |
77,7 |
17 |
3,2 |
2,1 |
Ajo en grano |
83 |
10,6 |
3,2 |
3,2 |
Auyama |
11,7 |
56,4 |
19,1 |
12,8 |
Cebolla |
90,4 |
8,6 |
0 |
1,1 |
Pimentón |
70,2 |
14,9 |
5,4 |
9,6 |
Tomate |
64,9 |
19,2 |
9,5 |
6,4 |
Tabla 15. Frecuencia de consumo
de los alimentos pertenecientes al grupo de Hortalizas. MF [Muy Frecuente]; F
[Frecuente]; PF [Poco Frecuente]; N [Nunca]
Table 15. Frequency of consumption of
foods belonging to the Vegetable group. MF[Very Frequent]; F[Frequent]; PF[Low
Frequency]; N[Never].
Las frutas, por su parte son consumidas de manera frecuente,
generalmente entre 1 a 3 veces por semana siendo la guayaba 75,5%, el cambur
72,3% y la lechosa 64,9% las frutas con mayor frecuencia de consumo (Tabla 16).
Frutas |
MF
(%) |
F
(%) |
PF
(%) |
N
(%) |
Cambur |
7,4 |
72,3 |
18,1 |
2,1 |
Guanábana |
4,3 |
52,2 |
20,2 |
23,4 |
Guayaba |
5,3 |
75,5 |
12,7 |
6,4 |
Lechosa |
4,3 |
64,9 |
13,9 |
17 |
Mandarinas |
3,2 |
54,2 |
21,2 |
21,3 |
Naranjas |
6,4 |
54,2 |
22,3 |
17 |
Tabla 16. Frecuencia de consumo
de los alimentos pertenecientes al grupo de frutas. MF [Muy Frecuente]; F
[Frecuente]; PF [Poco Frecuente]; N [Nunca]
Table 16. Frequency of consumption of
foods belonging to the fruit group. MF[Very Frequent]; F[Frequent]; PF[Low
Frequency]; N[Never].
En relación al consumo de carnes de res, aves, pescado,
lácteos y huevo, este se realiza de forma frecuente según lo expuesto por los
entrevistados, generalmente de 1 a 3 veces por semana. Los alimentos con mayor
frecuencia de consumo son la carne de res y el pollo sin piel –ambos con
69,1% de menciones– seguidos por el atún o las sardinas en lata 67%, el pescado
fresco y los quesos blancos 59,6%. Los huevos 52% y la leche completa en polvo
31,9% igualmente son consumidos de menara frecuente. No obstante, un 34% y
37,2% aseguraron consumirlos de forma diaria (Tabla 17).
Alimentos
de origen animal |
MF
(%) |
F
(%) |
PF
(%) |
N
(%) |
Leche
completa en polvo |
37,2 |
31,9 |
20,2 |
10,6 |
Pollo
sin piel |
7,4 |
69,1 |
15,9 |
7,4 |
Huevos |
34 |
52 |
7,7 |
3,2 |
Pescado
Fresco |
1,1 |
59,6 |
25,5 |
13,8 |
Quesos
blancos |
11,7 |
59,6 |
20,2 |
8,5 |
Pescado
enlatado: atún, sardinas |
4,3 |
67 |
13,8 |
14,9 |
Carne
de res: mechar, molida, bisteck. |
2,1 |
69,1 |
13,8 |
14,9 |
Tabla 17. Frecuencia de consumo de los
alimentos pertenecientes al grupo de carnes, huevos y lácteos. MF [Muy
Frecuente]; F [Frecuente]; PF [Poco Frecuente]; N [Nunca]
Table 17. Frequency of consumption of
foods belonging to the meat, eggs and dairy group. MF[Very Frequent];
F[Frequent]; PF[Low Frequency]; N[Never].
En el grupo de las grasas, el aceite y la margarina se
reportaron altos porcentajes de consumo por los sujetos 91,5% y 69,1%
respectivamente, indicando un consumo diario o muy frecuente de estos
alimentos. Sin embargo, las grasas de tipo insaturadas como el aguacate y los
frutos secos (nueces) reportaron ser consumidas con muy poca frecuencia, es
decir, menos de una vez al mes. Por último, en el grupo de azúcar, miel y
papelón, el consumo de la primera es realizado de forma muy frecuente por casi
la totalidad de los sujetos entrevistados 96,8%, así como también el café en el
grupo de “alimentos varios”, su consumo es realizado por casi tres cuartos de
los participantes 74,5%, seguido de las chucherías que son consumidas por el
56,4% (Tabla 18).
Alimentos Varios |
MF (%) |
F (%) |
PF (%) |
N (%) |
Café |
74,5 |
10,7 |
6,4 |
8,5 |
Chucherías |
5,3 |
56,4 |
15,9 |
22,3 |
Dulces |
5,3 |
59,6 |
16 |
19,1 |
Tabla 18. Frecuencia
de consumo de los alimentos pertenecientes a los grupos de azúcar, miel y papelón;
y alimentos varios. MF [Muy Frecuente]; F
[Frecuente]; PF [Poco Frecuente]; N [Nunca]
Table 18. Frequency
of consumption of foods belonging to the groups of sugar, honey, and panela;
and various foods. MF[Very Frequent]; F[Frequent];
PF[Low Frequency]; N[Never].
Discusión
Los valores antropométricos mostraron bajas proporciones de
desnutrición, hallándose la mayoría en condición de normalidad y, en menor
proporción, en sobrepeso. Es necesario hacer notar la coexistencia en todos los
grupos etarios de población en déficit y sobrepeso lo cual, da cuenta que la
población de Kashaama también se encuentra atravesando por la transición
epidemiológica al igual que la población criolla nacional (Rodríguez Velásquez
y García Avendaño, 2016). Esto guarda relación con los datos obtenidos en torno
al consumo de alimentos pues, a grandes rasgos, prevaleció una dieta diversa en
el tipo de fuentes de elementos proteicos, glucémicos y lípidos. En resumen, los
alimentos más consumidos fueron el azúcar y el aceite con una frecuencia de
consumo diario mayor al 90%; mientras que la harina de maíz precocida, algunas
hortalizas y el café resultaron consumirse diariamente, pero con frecuencias
que abarcaron desde el 70,2% hasta el 90,4% de la población. Del mismo modo,
alimentos como el arroz, la pasta y algunas frutas, así como granos, huevos,
carne de res y pollo, mostraron altas frecuencias de consumo semanal,
resultados similares a los hallados por el Instituto Nacional de Estadística en
su encuesta sobre consumo de alimentos 2012-2014 (INE, 2014) (Tabla 19). Este
cuadro alimenticio y nutricional permite también observar que los bajo niveles
de desnutrición y la presencia de niveles de sobrepeso y obesidad se
corresponden con las tendencias nacionales señaladas por Rísquez et al. (2015).
Alimentos |
Diario (%) |
Alimentos |
3-6 veces sem. (%) |
Azúcar |
96,8 |
Arroz |
79,8 |
Aceite |
91,5 |
Pasta |
79,8 |
Cebolla |
90,4 |
Guayaba |
75,5 |
Ajo en grano |
83 |
Cambur |
72,3 |
H. Maíz Prec. |
80,9 |
Caraotas |
72,3 |
Ají dulce |
77,7 |
Huevos |
72,3 |
Café |
74,5 |
Pollo |
69,1 |
Pimentón |
70,2 |
Carne de
res |
69,1 |
Dulces |
59,6 |
||
Batata |
59,6 |
||
H. Trigo |
59,5 |
Tabla 19. Alimentos Consumidos con Mayor
Frecuencia.
Table 19. Most Frequently Eaten Foods.
El trabajo de campo y las entrevistas
realizadas a diversos miembros de la comunidad dieron cuenta de la existencia
de importantes condicionantes capaces de explicar las frecuencias de consumo
descritas anteriormente. El más importante de ellos está relacionado con la
proximidad de Kashaama con las ciudades de “El Tigre” y “Cantaura”, así como
también con las bases operativas de diversas industrias, entre ellas, gasíferas
y petroleras. En relación con la literatura antropológica tradicional, los
hábitos alimentarios de este pueblo han variado sustancialmente, cuestión que
ha incidido directamente en la expresión de sus morfotipos. De acuerdo con
Amodio y Biord-Castillo
(1991) la dieta tradicional de los Kariña se componía principalmente de batata,
auyama, melón, patilla, arroz, ajíes, maíz, legumbres, manatíes, cachamas,
palometas y guabinas. No obstante, a lo largo del texto se ha podido observar
que rubros como la harina de maíz precocida, el azúcar refinada, la pasta, los
dulces y la harina de trigo (con un consumo semanal frecuente y muchas veces
diario) han pasado a formar parte de la dieta regular de los Kari'ña, cuestión
que sin duda obedece a su cercanía con dichos centros poblados.
Como señala Rodríguez Velásquez (2017), la
proximidad de Kashaama a las ciudades petroleras del Tigre y Cantaura, la
penetración de las políticas de Estado (entre ellas las de vivienda, educación
y alimentación), así como también el desarrollo industrial circundante, han
sido los principales causales de transformación de los patrones tradicionales
de los Kariña. La información recabada en el área social muestra como cada vez
son más las generaciones jóvenes que deciden emprender camino hacia dichas
ciudades en busca de oportunidades de estudio o trabajo. La migración
definitiva no es la alternativa más frecuente, de hecho, se logró constatar que
parte importante de los miembros de esta comunidad se trasladan desde tempano a
la realización de sus quehaceres, volviendo en horas de la tarde-noche,
cuestión que maximiza la interacción de la población con la sociedad criolla.
El acceso a los alimentos industrializados tiene lugar mediante dos vías.
Primeramente, a través del intercambio derivado del traslado de los habitantes
de Kashaama a estos dos centros locales y seguidamente, a partir de las redes
de distribución formal que proveen a las bodegas y otros pequeños
establecimientos de este tipo de alimentos.
A esta situación se añade el malestar del
pueblo en relación a los embates ambientales dejados por la explotación de gas
y petróleo en la zona. Artesanos, agricultores, profesores y ancianos
expresaron estar preocupados por las repercusiones (presentes y futuras) de la
acción dejada por las industrias sobre los suelos y aguas de la meseta. De
acuerdo a los miembros de este pueblo, el ambiente ha sido afectado
significativamente, reduciendo con ello la posibilidad de sostener (a gran
escala) la actividad pesquera, agrícola y artesanal como medios exclusivos de
subsistencia. “Hasta el rio ha perdido su nombre” (comunicación personal con
Placida Antonia Maita, 2 de febrero 2014) comentó una entrevistada acusando la
contaminación del emblemático Kashaama como responsable de la desaparición de
la cachama (pez de agua dulce) que durante tanto tiempo significó la principal
fuente proteica de la comunidad. Así mismo, los artesanos manifestaron que la
explotación del moriche (materia prima de la producción artesanal Kariña)
también se había visto afectada, pues, la composición de los suelos se había alterado
por los efectos dejados por las operaciones de la industria gasífera y petrolera.
Sobre la relación de los Kariña con la industria petrolera señala Tiapa (2014)
que ha sufrido importantes altos y bajos en los últimos 17 años, casi siempre
influenciada por la voluntad de los funcionarios públicos que representan a la
industria en su interacción con la comunidad.
La contaminación ha acentuado la suspicacia
en la comunidad hacia ciertos rubros de la naturaleza, cuestión que ha
facilitado la penetración de los alimentos industrializados en la dieta Kariña.
Sin embargo, los fenómenos mencionados no han logrado acabar del todo con las
cosechas y los pequeños conucos. En las periferias de la comunidad todavía se
pueden apreciar caneyes y viviendas de bahareque adyacentes a pequeños
sembradíos, en ellos, los miembros de la familia (generalmente, hombres) acuden
cada 2 o 3 días a custodiar el estado de las cosechas. Entre los principales cultivos
se encuentran la batata, la ciruela, el merey, los frijoles, la yuca, el maíz y
algunas hortalizas. Al igual que las artesanías, la batata, la ciruela, la yuca
y sus derivados. Por ejemplo, el casabe o cachire se venden en los bordes de la
carretera Cantaura - El Tigre, cuestión que representa un ingreso a las
familias.
Instituciones como Escuela Técnica
Robinsoniana Agropecuaria y la Escuela Nacional Indígena Kashaamapoono promueven la institucionalización de la práctica
agrícola en los niños, niñas y adolescentes de la comunidad. Para el momento de
la investigación ambas escuelas incluían en su formación conocimientos agrícolas
y pecuarios que pretendían impulsar la producción en la comunidad y sus
alrededores. En la primera, se había destinado un pequeño espacio en el que se
habilitaron pequeños canteros para la siembra a cargo de los niños, niñas y
docentes que hacían vida en la institución. Por su parte, la Escuela Técnica
Robinsoniana Agropecuaria de Kashaama había destinado viveros y huertos a
disposición de una formación técnica en el cultivo de plantas y peces. Entre algunos
de los proyectos impulsados por esta última destaca un banco de semillas de
batata, yuca blanca, yuca morada y maní; así como también la habilitación de
espacios para la lombricultura a fin de abaratar la inversión dirigida a la
fertilización de la tierra. Sin embargo, la falta de recursos y la
imposibilidad de reparar las maquinarias de la escuela representan algunas de
las razones que hasta entonces habían impedido impulsar proyectos de alcance pensados
para el auto-sustento y la incorporación de estas actividades en el proceso
formativo de los jóvenes Kariña. Ambas instituciones además juegan un papel
central en el proceso de revitalización lingüística que lleva adelante este
pueblo indígena que como señala Villalon (2011) se encuentra en algunas
comunidades Kariña extinta y en otras severamente amenazada.
Consideraciones
finales
Los aspectos considerados en este estudio
dieron cuenta de la relación existente entre el estado nutricional
antropométrico, las frecuencias de consumo alimentario y las transformaciones
socio-culturales que, en los últimos años, han modificado las condiciones de
vida de la comunidad de Kashaama y, en general, de los pueblos Kariña situados
en la Meseta de Guanipa. Fenómenos como la industrialización de extensas “zonas
rurales”, el avasallante desarrollismo de la industria de hidrocarburos en el
oriente del país y el cercamiento de las comunidades indígenas asentadas en
áreas de “interés estratégico” de la nación, han configurado un escenario
propicio a la penetración de hábitos, costumbres y formas de entender el mundo
propias de la población criolla. En líneas anteriores se pudo observar cómo pese
a las elevadas proporciones de estados antropométricos normales, el sobrepeso,
parece ser una condición cada vez más frecuente en los grupos de “niños, niñas
y adolescentes” y “adultos”, cuestión que sin duda refleja la predisposición generacional
de los más jóvenes a adoptar hábitos y conductas inherentes a los estilos de
vida propios de centros como El Tigre y Cantaura. Esta cuestión también se pudo
evidenciar en los patrones de consumo alimentario, donde el azúcar
refinado, la harina de maíz precocida, los dulces y la harina de trigo,
representaron alimentos esenciales en la dieta de la población, cuestión que disiente
con los patrones de alimentación tradicionales de este pueblo.
Para finalizar, es importante resaltar
que estas transformaciones en la dieta tradicional Kariña, no implican una
merma en términos de la persistencia de la identidad étnica, por el contrario,
a pesar de todas estas trasformaciones que no solo tocan aspectos nutricionales
y dietéticos de este pueblo indígena, la identidad étnica persiste y se
reafirma en contraposición con la sociedad criolla nacional.
Agradecimientos. Los autores
quieren expresar su agradecimiento a la Fundación Centro de Estudios sobre
Crecimiento y Desarrollo de la Población Venezolana (FUNDACRESA) especialmente
a Dilsi Santander y Luis Jackson quienes para la fecha de los trabajos de campo
ocupaban la Dirección General de Investigación y la Dirección de Ciencias
Biológicas respectivamente. También quieren expresar su agradecimiento al consejo
comunal y demás organizaciones comunitarias de Kashaama, especialmente a Luis
Tamanaico y su familia quienes gentilmente nos permitieron pernoctar en
múltiples ocasiones en sus viviendas. Sin el apoyo de estas personas este
trabajo no hubiese podido ser una realidad.
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